La transformación, evolución, el crecimiento personal continuo es parte de la esencia de ser facilitador. La autoindagación, la apertura a conocer más de sí mismo, el profundizar en los propios mecanismos mentales, emocionales y de comportamiento, es una espiral que permite ir avanzando y a la vez, comprender y acompañar en el proceso de introspección de otras personas. Preguntarse, mirar fuera para entender mejor dentro, es una práctica imprescindible.
Oímos mucho la frase “este tema ya me lo he trabajado mucho”, “esto ya lo sé”, pero es menos frecuente una buena integración y transmutación de esos “temas”, “heridas”, “patrones” que están en la base de bloqueos que se manifiestan en la falta de abundancia, de problemas en las relaciones…. Toda persona, sin excepción, tiene sus limitaciones, sus fortalezas mismas implican una debilidad en el extremo opuesto. Y cuanta más consciencia se va adquiriendo sobre ello, más posibilidades se crean. Y es un proceso, dinámico y continuado.
Y los que somos facilitadores no somos una excepción, todos podemos seguir transformándonos y así ayudar mejor a transformar… O:
Al fin, lo que está en juego es la propia alineación, la presencia y la coherencia. La coherencia interna (lo que dices, lo que sientes, lo que piensas, lo que haces, todo es lo mismo) es la mejor herramienta para ser facilitador, y por ello, la inspiración es intentar estar en ella lo máximo posible.
Rosa Oliveras
CoCreadora de Inner Journey Method™